Por Rodolfo Montes de Oca
Desde hace algún tiempo venimos debatiendo y rebatiendo sobre tres temas que consideramos que se deberían agudizar en vísperas de agudizar nuestra lucha, es por ello que decidí redactar este articulo para ampliar el debate te ideas.
El especifismo
El “especifismo” es entendido dentro del movimiento como la creación y consolidación de grupos de matriz anarquista pero que se dedican única y exclusivamente ha un solo tema o conflicto (sindical, ecologista, musical, presos, etc.) desde mi punto de vista, tal característica mas que aliviar la carga se convierte en un karma, por el actual estado de las cosas (escasez en medios, personas afines, control social extremo, entre otras) esto genera que los pocos núcleos existentes también enfilen sus baterías contra otros enemigos y situaciones del engranaje social.
El “especifismo” forma parte de una estrategia y lucha propia de la sociedad industrial y no de la sociedad postindustrial, postmoderna en la cual vivimos. Es por ello que mas que fortalecer o crear nuevos grupos “anticarcelarios” o “pro presos” lo que se debería buscar es a una extensión de conflicto penitenciario dentro del movimiento antiautoritario, es decir, aniquilar el especifismo de “comités pro presos” y hacer el conflicto carcelario como una lucha palpable y propia de cada individuo que decida levantarse contra el orden establecido.
Esta generalización del conflicto se entiende como la capacidad de que cada individuo o asamblea según sus fines, estrategias y afinidades realice actividades anticarcelarias desde sus respectivas trincheras y que este en la capacidad de poder relacionarse de manera informal con otras experiencias.
Para romper este molde es necesario romper con dos situaciones previas dentro del movimiento:
La primera es la de hacerle entender a todos los rebeldes que cualquier persona que decida retar y contrariar al status quo corre el riesgo de para en la prisión, es decir, hacerle entender que la revuelta no es juego de niños y que mas que un triunfo asegurado lo que puede tener es una larga condena en prisión, por consiguiente es un deber no solo individual sino también colectivo el combatir las prisiones con igual pasión y perseverancia con que se combate la autoridad y el “establishment” burgués.
La segunda situación que se debe romper, es la de entender, como individuos en lucha, que la cárcel no es una institución ajena al sistema, como muchos piensas, sino que forma parte de el y es imanemente e inherente a esta, es decir, sin prisiones el capitalismo no funciona, es por ello, que atacar al orden actual implica atacar a su vez el sistema capitalista, es por ello que nosotros usamos la expresión “Panóptico Global” para referirnos a la sociedad actual mientras que los compañeros de Critical Resístanse de EEUU, mucho más agudo utilizan la expresión “Complejo Penal Industrial “para referirse al actual estado de organización de la locura.
La cárcel es un microcosmos de la sociedad y el sistema carcelario esta en doquier desde el asalariado trabajo que desarrollamos hasta nuestras residencias enjauladas (en la península ibérica no se aprecia pero aquí en Venezuela basta ir a la casa de algún compañero para que te sientas en una pajarera).
Consideramos que más que una gran federación de colectivos anticárcelarios lo que debemos hacer es reconstruir una extensa red de complicidad con las personas privadas de su libertad y “atacar” al complejo penitenciario desde diferentes estrategias, y cuando uso la expresión “atacar” no me refiero ha un acto único de violencia que pueda generar mayor criminalización hacia el movimiento, sino que cuando nos referimos al verbo “atacar” lo decimos en forma genérica para mencionar las múltiples formas que sirven para crear grietas en la estructura capitalista. Desde escribir una carta ha un preso hasta realizar una marcha hacia alguna prisión, todo es valido, lo valioso es ir creando nuevas y dinámicas formas de resistencia.
Diversidad en la acción
Es obvio que la realidad latinoamericana es muy distinta a la mediterránea e inclusive diametralmente opuesta a la europea, basta con venir a Venezuela para darse cuenta que la realidad patibularia local es muy distinta a la de Colombia, siendo países con un génesis grancolobiano en común. La prisión como realidad se desarrolla de maneras muy distintas en cada región y esta a su vez genera problemáticas, discursos y acciones muy heterogéneas unas de otras.
Es por ello que consideramos necesario de solidificar las autonomías locales pero que a su vez se respete unos principios universales de afinidad, que para nosotros son muy claros (solidaridad, antiestatismo, anticapitalismo, apoyo mutuo, etc.)
Profundizar en un discurso anticarcelario
Para mí, un tema sumamente preocupante es el poco debate que se esta dando dentro de los grupos, colectivos, individualidades y tensiones anticarcelarias con respecto al devenir de su lucha y sobre todo el de pretender que con una hipotética transformación social se vendrán abajo los muros de las prisiones de manera espontanea, y que esto llevara a que el sol de la anarquía resplandezca en su infinita plenitud.
Desde mi perspectiva esta visión peca de ingenuidad e incluso sin ánimos de ofender de “autoengaño” debido a que las situaciones no se transforman con el simple accionar, si este no esta acompañado de una critica demoledora aguda y corrosiva que ayude a soslayar las estructuras de un determinado engranaje.
Para ello considero la necesidad de profundizar en nuestros análisis y contribuir para ello, aquí nosotros hemos estado tratando de unir una serie de conceptos, ideas y otros supuestos ideológicos que hemos denominado “Abolicionismo Anticapitalista” Con esto no queremos crear nuevos “rebaños” ni nuevas corrientes dentro de la tensión “anarquista” tampoco generar nuevos paladines ni dogmas, todo lo contrario, lo que buscamos es profundizar nuestra critica contra el sistema penitenciario, ser mas agudos, radicales y concisos contra la institución. El “apelativo” que se le quiera poner es insignificante, “abolicionismo anticapitalista”=anarquismo, no existe diferencia alguna, sino la complementación de un mismo proyecto en común.
Profetizar futuros es ridículo, pero ser creativos y proponer posible soluciones, por mas hipotéticas o descabelladas que suenen puede contribuir de una manera dinámica avivar nuestra lucha, no solo en un plano colectivo sino también individual, no agotar la imaginación e ir proponiendo modelos alternativos a la sociedad punitiva o incluso a la sociedad en si, nos ayudara de una manera no pensada a derruir el monstruo penitenciario.
Cuando logremos transformar estos tres principios sin mirar hacía atrás podremos avanzar hacia una eventual radicalización del conflicto penitenciario, hasta lograr nuestra añorada sociedad sin cárceles.